miércoles, 10 de abril de 2013


El lado más mágico de Mondoñedo


07/04/2013 - Susana L. Montes / El Progreso (Mondoñedo)
La localidad mindoniense es una ciudad de leyenda y son muchas las fábulas que se cuentan sobre el municipio y sus gentes, historias que han pasado de generación en generación a través de la tradición oral, pero que ahora pueden preservarse y conservarse gracias al tesón de Xosé Ruiz Leivas, un estudioso de la historia local que acaba de publicar ‘Guía fantástica de Mondoñedo’. Una obra que recoge sorprendentes hallazgos de una ciudad que rezuma leyenda por sus cuatro costados y de las que bebió el gran fabulador Álvaro Cunqueiro.
La obra está escrita en forma de guía, lo que permite al visitante orientarse dentro y fuera de la ciudad, con las claves necesarias para hacer «un recorrido por la verdad escondida en las piedras y disfrutar mejor de todos los misterios que el tiempo y la historia dejaron encerradas», recuerda el autor.
El libro reproduce la historia de diez lugares de la localidad, comenzando por la catedral, cuya torre de la derecha no aparece alineada con el palacio episcopal anexo. El ‘motivo’ es que una fuerte tormenta el día antes de la ejecución de Pardo de Cela hizo que la torre se adelantara, evitando que el captor del Mariscal, el capitán Mudarra, viera la ejecución desde el balcón del palacio como se había propuesto «sabedor de lo impopular del acto», ya que el movimiento de la torre evitó que pudiera seguir en directo la decapitación. Una placa en la esquina opuesta a donde se levanta la escultura de Cunqueiro recuerda este hecho, ocurrido el 17 de diciembre de 1483, aunque los últimos estudios salidos a la luz, como el testamento del Mariscal publicado por Eduardo Pardo de Guevara, lo data en octubre.
Relacionado con la ejecución está también la historia del puente do Pasatempo, cuyo verdadero nombre es de Os Ruzos, aunque todos dejaron de llamarlo así desde el día de la ejecución del Mariscal debido, según la leyenda, a las palabras pronunciadas por su esposa, Isabel de Castro, a quien retuvieron en la zona para impedir que llegara a tiempo de presentar el indulto concedido por la Reina Isabel la Católica y que libraría a su marido de una muerte segura. «¡Dios mío, dónde pasé el tiempo!», se cuenta que dijo al oír tañer las campanas, comprendiendo de inmediato el engaño en el que había caído.
ROMANTICISMO
Otra historia de desamor es la que relata el trágico final de una doncella y un templario, residentes en casas contiguas en lo que ahora es la calle Pardo de Cela, y que se enamoraron de verse por la ventana. Un amor que se convirtió en ultraje para los demás, por lo que fueron castigados. «Sufrieron separados y murieron de amor, que no de olvido», recuerda Leivas, quien también cuenta que no fueron enterrados en sagrado, por lo que sus restos descansan fuera de los muros de la catedral, concretamente entre la esquina de la Praza da Catedral con Pascual Veiga. El propio Leivas pudo ver los esqueletos de ambos, que quedaron al descubierto en unas obras de canalización para la conducción eléctrica. «La verdad es que se fue muy respetuoso», recuerda el escritor, quien aconseja dejar una flor sobre la acera donde descansan los ‘Romeo y Julieta’ mindonienses.
La guía recoge otras dos románticas historias, aunque con finales muy distintos. La primera hace alusión a la construcción de la Fonte Vella, una obra que la sabiduría popular no achaca a la decisión de un emprendedor obispo mindoniense sino a los celos de don Bonifaz, el previsor del palacio episcopal, enamorado de Adela Montes, encargada de ir a buscar agua al río Sixto. Para evitar los paseos de su enamorada y, sobre todo, las miradas de las que era objeto, Don Bonifaz se puso en manos de una casamentera, que por el precio de un macho cabrío entregado a la luna llena de agosto le prometió solucionar el caso. Al poco, ambos casaron, casi al tiempo de hacerse la fuente y, desde ella, se puede observar la ventana del segundo piso que el celoso marido le ofreció a su esposa.
La otra historia sucedió a escasos metros, en el barrio judío, en un casa que hace un túnel y por donde se colaban las canciones que un buhonero dedicada a Sara, la hija de Isaac, el prestamista, de la que estaba secretamente enamorado. Sus canciones eran su único consuelo pero cesaron, y desaparecieron con él, el día en que la joven dejó Mondoñedo para casarse en Monforte de Lemos.
Siendo Mondoñedo sede obispal, son varias las historias que se cuentan sobre religión; una sobre una cruz en el muro que rodea el Bosque da Silva, y cuyo origen se disputa la celebración de una Misión o bien que era el límite hasta donde podían llegar los ediles mindoniense a recibir al prelado que tomaban posesión del obispado. Otra cruz, en este caso con un Cristo policromado dentro de una vitrina para rezar por los muertos, da pie a la historia de un hombre, un pecador empedernido, que se quedaba con el dinero de las limosnas, colocando un cartón en la rejilla de la hucha, y que falleció tras un traspiés en las escaleras que antes había de acceso a la catedral, adonde acudía para confesar, aterrado porque decía le perseguían las ánimas.
Un relato que se completa con el del tesoro del moro, un soldado marroquí, que falleció en la ciudad y que fue enterrado mirando a La Meca y que, según pases por donde tiene la cabeza o los pies, pone o saca monedas de oro de un tesoro que tiene oculto y que nadie ha conseguido por el momento encontrar.
AGUA. El nacimiento de la Fuente de los Pelamios, en el barrio de Os Muíños, un surtidor con cuatro caños, con separación suficiente para llenar a la vez cuatro ‘sellas’, que no solo sirvió para abastecer a las familias de la zona, sino que también fue lugar de reunión y confesionario de amores y desamores.
Una historia que se complementa con otra, que refleja también la importancia que el agua tenía antaño para las gentes del lugar, donde se ubicaban varios negocios. Es la de un herrero que para preservar juntos sus bienes dividió su herencia entre sus dos hijos, dejando a uno la forja y a otro los derechos del agua para que ambos permanecieran siempre juntos; pero sucedió todo lo contrario y el del agua vendió sus derechos y obligó a su hermano a emigrar y la fragua nunca más funcionó.

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