martes, 10 de enero de 2012


«A la Universidad coruñesa se la valora más fuera que aquí»

Tras ocho años en la UDC, el viernes José María Barja cederá su cargo a Xosé Luís Armesto

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CESAR QUIAN
CESAR QUIAN
Ocho años y cuatro días. Ese será el tiempo exacto en el que José María Barja (Mondoñedo, 1951) ocupará el cargo de rector de la Universidade da Coruña (UDC), un puesto que abandonará este viernes para ser sustituido por su compañero y amigo Xosé Luís Armesto. De estos dos mandatos al frente de la institución académica se lleva muy buenos recuerdos, algún que otro momento agridulce y «el haber aprendido un montón de cosas».
-Y, ahora, ¿volverá a dar clase?
-Tengo mi despacho en la Facultade de Informática, aunque por ahora no daré clase porque la asignatura que imparto se acabó en el primer cuatrimestre. Doy clase de Lógica para la Computación, una asignatura que también es básica en el mundo de la Justicia, porque en el nuevo convenio para abogados ya se dice que es más importante la capacidad de razonamiento que la memoria. A lo mejor acabo dando clase en Derecho (bromea). También estoy en un grupo de investigación que estamos haciendo cosas de verificación formal de programas, es decir, comprobar que cuando entra un dato cómo tiene que salir.
«Nos hemos apretado el cinturón, pero ya no tenemos más agujeros»
-¿Le da pena marcharse?
-No, porque tengo la ilusión de seguir trabajando, y yo siempre dije que esto iba a ser por un tiempo. De hecho, hoy -por ayer- hace ocho años tal día como hoy fui nombrado rector, así que ocuparé el cargo ocho años y cuatro días. Fui nombrado un mes y medio después de las elecciones, y ahora Armesto será nombrado justo al mes, lo que demuestra que en las administraciones, cuando nos ponemos serios, somos ordenados y sabemos hacer.
-¿Qué balance hace de estos dos mandatos?
-Por una parte, que hubo mucho trabajo, que ahora lo ves más grande de lo que te esperabas en un principio. También tengo satisfacción por una parte, y por otra quedan cosas pendientes, lo cual es normal. Hace ocho años las perspectivas eran de un ciclo de crecimiento económico y hoy el ciclo tiene un aspecto peor, aunque yo creo que no está tan mal como se está diciendo. Hay que levantar el pesimismo y este no se puede usar para perder conquistas sociales. En este sentido, la universidad pública es un argumento que nos tiene que sacar adelante, basta con mirar a Alemania, que duplicó la inversión en investigación y desarrollo. La inversión en docencia e investigación es lo que necesita un país para salir de la crisis.
-¿Qué aspectos más positivos destaca de su paso por la UDC?
-La implantación del espacio europeo de enseñanza superior y todo el cambio de titulaciones, porque fue un proceso lo suficientemente complicado que implicó a mucha gente de cada centro, con todos los problemas y defectos con los que se ha hecho, y que ha permitido reflexionar para seguir avanzando. No hay vuelta atrás, como en tantas cosas, porque la educación de hoy es la del siglo XXI, donde el acceso a los medios es una maravilla por una parte, pero que obliga a formar a gente con más espíritu crítico, que sepa diferenciar lo banal de lo que realmente interesa.
-Y el haber reducido la deuda de la UDC también ha sido un logro.
-Sanear las cuentas es una satisfacción, y demuestra que nos hemos apretado el cinturón, pero ya no tenemos más agujeros. Hacemos milagros, pero nos tienen que dar más medios. Estamos en una situación dura y nos están exigiendo a todas las universidades recortes de todo tipo, pero siempre hay unos límites.
«La inversión en investigación es lo que necesita un país para salir de la crisis»
-¿Por qué la UDC siempre sale mal parada en el reparto de financiación?
-La estructura de la UDC era de diplomaturas, en su mayoría ingenierías técnicas, que desde el punto de vista de la inserción laboral eran muy interesantes, pero sus características han tenido que cambiar. Hay un tiempo de adaptación y de cambio en el que los profesores también tienen que convertirse en doctores, y los demás también corren. Se va avanzando, pero no vamos tan rápido como otros, aunque me encanta ver los ránkings -la mitad de ellos bastante infumables, afirma-, en los que los centros de A Coruña aparecen por encima de la Politécnica de Madrid. También me gustaría que al lado de los ránkings se pusiera el presupuesto de las universidades, ya que muchas de ellas tienen un presupuesto 100 veces mayor que en cualquier universidad de España. Hay que destacar que la UDC ha dado un salto impresionante en los últimos años, pero se nos valora más fuera que aquí. La sociedad nos pide gente formada y preparada, que la tenemos, pero este país todavía no se ha enterado de que es esa gente la que puede ayudar a mejorar las empresas.

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