sábado, 9 de julio de 2011


MARIÑANOS EN SU RINCÓN | SIMONETTA DONDI DALL'OROLOGIO«Mondoñedo me pareció espléndido, algo abandonado, pero con un encanto especial»

La marquesa Dondi dall'Orologio, originaria del norte de Italia, dirige con pasión el Museo Catedralicio y ayuda en la sacristía
Ana F. Cuba
 
30/5/2009
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Una marquesa, doctorada en Historia por la universidad italiana de Padua, dirige, desde hace cinco años, el Museo Catedralicio Diocesano de Mondoñedo. Simonetta Dondi dall'Orologio asegura que su corazón está dividido entre su tierra natal y la ciudad de Cunqueiro. «Vine de vacaciones a España y en una fiesta en Madrid conocí a mi marido; nos casamos, vivimos unos meses en Madrid y luego nos fuimos a Gran Canaria, a la casa que él heredó de la abuela. Pasé 12 años y me cansé de vivir en una isla, me parecía muy pequeñita, me quejaba de la poca vegetación, el sol, todo muy árido».
El órgano de don Jaime
Cuenta que su esposo solía hablarle del norte de España, por el parecido con la región del Veneto, de la que ella proviene; y juntos organizaron un viaje a la península. «Era el mes de enero, en pleno invierno y aprovechando que una amiga de mi esposo vendía una propiedad en Mondoñedo vinimos a verla. Por supuesto me perdí 20 veces por la carretera. Llegué y vi esta ciudad y me pareció espléndida, un poco abandonada, pero con un encanto muy especial. Al día siguiente salimos a pasear y oímos tocar el órgano en la catedral, era don Jaime... Nos pareció magnífico. Tanto nos gustó que compramos la propiedad». Era el pazo de San Isidro, un inmueble en ruinas, que restauraron y al que no tardaron mucho en mudarse, junto a sus tres hijos. Dondi dall'Orologio consiguió en cinco días, en la Universidade de Santiago, lo que en Gran Canaria le denegaron por silencio administrativo, la convalidación del título de licenciada en Historia (el doctorado está pendiente de homologación).
Con el currículo en la mano se presentó a pedir trabajo en el Seminario de Mondoñedo. «Me llamaron y me dijeron que era un puesto más humilde, no de profesora. Era 2004, Año Santo, y necesitaban ayuda en la portería, con los turistas... 'Estaría encantada', contesté». Fueron dos meses magníficos: «Disfruté y me divertí muchísimo con los peregrinos». Al mes siguiente un día se encontró por la calle al obispo, José Gea Escolano. «Me preguntó si realmente me había encontrado bien, se había jubilado el canónigo que se ocupaba del museo y al poco me propusieron encargarme del museo. En principio me parecía un sueño y ya van cinco años».
Unos «jefes» especiales
Simonetta se ocupa de los grupos, ejerce de guía de la catedral y el museo, donde ha descubierto piezas sorprendentes, «y que el arte sacro no son solo cuadros, esculturas o imágenes, sino también los objetos que los sacerdotes utilizan a diario en las funciones religiosas». También se encarga de los préstamos de obras para exposiciones -«siempre solicitando permiso al cabildo, que es el responsable de todo; los canónigos son mis jefes», precisa-, y de ayudar a los investigadores en sus trabajos. Si es necesario, señala, echa una mano en la sacristía.
Su familia sigue en Padua
La familia de la marquesa de Dondi dall'Orologio no es oriunda de Padua sino de Cremona (provincia de la región de Lombardía). «Parece ser que unos antepasados nuestros, en el siglo XII o XIII, huyeron por razones políticas, porque estaban relacionados con el imperio de Alemania; apoyaron la parte equivocada y tuvieron que marcharse. Eran profesores universitarios y fueron llamados a colaborar en la nueva universidad de Padua, fundada en 1255; es una de las más antiguas de Europa. Daban clases de Matemáticas, Astronomía, Medicina, Filosofía, todas enseñanzas relacionada con la ciencia», explica.
En Padua residen su madre, sus tías y sus primos. Desde 2002 no ha viajado a su ciudad de origen, debido al trabajo, las obras en la vivienda «y los hijos»; antes iba cada dos años. En Mondoñedo, asegura, «se vive muy bien». «Cuando tienes ganas de movida y si te gusta conducir como a mí, te marchas a A Coruña, a Madrid...». Y siempre que puede se escapa a ver alguna exposición, «para coger el catálogo y aprender cosas nuevas». Lee todo lo que cae en sus manos. «Con Cunqueiro no me he atrevido mucho en gallego, siempre lo leo traducido al castellano porque me cuesta entender algunas palabras». El poco tiempo que le dejan el museo y la casa lo dedica a dibujar, otra de sus aficiones.
Devota del pulpo a la gallega
De Mondoñedo le gusta casi todo. Más que un rincón selecciona varios, para elegir. El puente do Pasatempo, las vistas desde el monte de Padornelo, el barrio de Os Muíños, «mi casa», comenta entre risas. El pazo de San Isidro «está en una ladera y tiene unas vistas impresionantes», aunque ahora ella reside en otra vivienda, en la ciudad, cerca de la catedral. Cautivada por el paisaje y la historia, también se deja mimar por la gastronomía. Y degusta con placer el pulpo a la gallega, que por supuesto se atreve a cocinar y lo hace con bastante fortuna; junto a exquisitos raviolis, tortellini y fetuccini que ella misma elabora.
Cara al futuro, Dondi dall'Orologio lo tiene claro: «Por el momento estoy muy contenta aquí, con la jubilación ya veremos lo que hacen mis hijos. Me gustaría volver a Padua, porque allí también tengo mi casa... El clima es parecido, algo más frío aquí. Si fuera yo sola y pudiera viviría entre los dos sitios».

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